En la cuarta sesión se continuó con el reconocimiento de lesiones patológicas en restos esqueléticos. Se puso a disposición de los participantes dos esqueletos completos que en primer lugar fueron montados.
Una vez reconstruidos se identificó la edad y el sexo en ambos. Correspondían a un varón con una edad comprendida entre 50 y 60 años y a una mujer que falleció en torno a los 75 años.
El varón presentaba diversas fracturas consolidadas en vértebras y en el peroné izquierdo lo que indica que se produjeron en vida. En el lado derecho igualmente presentaba fracturas en la tibia, el peroné, en el coxal y en la clavícula derecha. Estas fracturas no estaban consolidadas por lo que se trata de fracturas perimortem. Con toda seguridad estas últimas fracturas estuvieron relacionadas con un accidente traumático que le provocó la muerte. Por el tipo de fractura es probable que la clavícula pudiera seccionar alguna arteria vital y provocar la muerte. En este individuo también se pudieron identificar las fracturas ocasionadas por la autopsia o fracturas postmortem.
La mujer presentaba una fractura consolidada en la tibia derecha que le produjo cojera. Padeció una artrosis muy fuerte cuyos efectos son observables, entre otros lugares, en la cabeza del femur derecho, la cual se presenta completamente pulida como consecuencia del roce. Dado que no se han observado otro tipo de lesiones en los huesos, como metástasis cancerosas, probablemente murió de una enfermedad corta, quizá una enfermedad cardiovascular.
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