viernes, 26 de abril de 2013

Material y métodos


1. Identificación de la edad
Se lleva a cabo la identificación de la edad atendiendo a una serie de patrones. El primero de ellos es el estado de las suturas craneales. Suturas abiertas indican indivíduos jóvenes mientras que las cerradas son propias de individuos de edad avanzada. Teniendo en cuenta que las suturas comienzan a cerrarse a partir de los 20 años, cuando se presentan abiertas, el individuo es menor de 40 años, medio abiertas, entre 40 y 60 años y cerradas más de 60 años. El segundo es el estado de los alveolos dentales; si están cerrados es debido a  que los dientes se desprendieron en vida lo que sugiere que el individuo podía ser de edad avanzada. Un tercer elemento es el estudio del pubis, donde la presencia de líneas transversales indica que el individuo es jóven. La densidad ósea y la ausencia de enfermedades tales como artritis, artrosis u osteoporosis son signos de corta edad.

2. Identificación del sexo
El sexo se puede reconocer atendiendo a una serie de rasgos. En el cráneo, los varones presentan la glabela más saliente que las mujeres. Los cráneos masculinos son más grandes que los femeninos, siendo más rugosos y angulosos. Por el contrario, los femeninos, son lisos, redondos y sin angulaciones. Respecto a la pelvis, el coxal masculino es vertical, alto y estrecho; por el contrario, el coxal femenino es ancho y bajo. El acetábulo es más ancho y profundo en los hombres. En las mujeres la escotadura ciática tiene forma de V mientras que en los varones tiende a tener forma de U, de forma que si se prolongan las líneas, son paralelas. Las ramas del pubis en los varones son más anchas. El pubis femenino tiende a ser cuadrado, el masculino, rectangular, alto y estrecho.

3. Identificación de patologías propias de los huesos
Osteoporosis. Es una enfermedad provocada por la disminución global del tejido que forma el hueso por lo que es menos resistente y más frágil de lo normal. Es por ello por lo que se fractura se fractura más fácilmente tras un traumatismo. En las radiografías aparece menos denso, especialmente en la columna vertebral, uyas vértebras adoptan una morfología bicóncava. Es más frecuente en las mujeres a partir del climaterio, 49 años (7%); entre los 60 y 64 años afecta al 46% y, a partir de esa edad, al 78 %. En los huesos se reconoce por la presencia de poros y oquedades en los huesos y por su poco peso, lo que hace que los huesos resulten livianos y propensos a fracturas. 
Artrosis. Enfermedad degenerativa propia de la edad provocada por el desgaste del cartílago. Es la enfermedad reumática más frecuente, pudiendo afirmarse que a partir de los cuarenta años de edad, en menor o mayor grado, casi todos los individuos tienen artrosis. Tiene predilección por la columna vertebral, en especial en sus sectores cervical bajo y lumbar. Junto al desgaste óseo, son características en estos casos las reacciones exostósicas que originan los osteofitos, que a veces se denominan ``picos de loro´´, siendo frecuente la anquilosis de dos o más vértebras.
Artritis. Enfermedad degenerativa de las articulaciones, que consiste en el desgaste de éstas. Puede llegar a provocar la inmovilización de la articulación donde se presente.
Poliomielitis. Es una enfermedad infecto-contagiosa que afecta principalmente al sistema nervioso. Está producida por poliovirus. La edad más frecuente de aparición es en niños de 4 a 15 años de edad. En su forma aguda causa inflamación en las neuronas motoras de la médula espinal y del cerebro y lleva a  la parálisis, atrofia muscular y muy amenudo deformidad. En el peor de los casos puede causar parálisis permanente o la muerte s la parálisis llega a afectar al diafragma. Una consecuencia de la parálisis puede ser un menor desarrollo de los huesos que se traduciría en un menor crecimiento en el caso de que el individuo afectado esté en periodo de crecimiento. 
Fracturas. Una fractura es la pérdida de continuidad normal de la sustancia ósea o cartilaginosa de los huesos producida a consecuencia de golpes, fuerzas o tracciones. Pueden ser abiertas en el caso de que los fragmentos estén en contacto con el exterior o cerradas, cuando no se produce la rotura de la piel. En el primer caso la apertura deja paso a patógenos que pueden provocar infecciones graves. 
Cuando las fracturas ocurren en vida la fractura se consolida. Este proceso inicialmente se lleva a cabo mediante la formación en torno a los extremos de los fragmentos de un hematoma con tejido necrótico y con fibrina; tras la primera semana este tejido comienza a ser reabsorbido y sustituido por un tejido que constituye el primer puente de unión entre los dos extreos, el denominado callo fibroso. Aparece tejido cartilaginoso que posteriormente se transforma en tejido óseo. Esta consolidación en vida deja señales en los huesos, en los que se pueden apreciar estructuras como el callo, alineaciones incorrectas de los huesos o acortamiento de los mismos. Por el contrario cuando la fractura se produce en el momento de la muerte, fracturas perimorten, no se pueden llevar a cabo los procesos biológicos descritos por lo que los fragmentos quedan con sus extremos agudos observándose una pérdida en la continuidad del hueso.

Ana Villar del Paso y María Ángeles Yélamos Lorente

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